Nadie estaba, pero siempre estabas tú.


Sentía que nadie recordaba mi nombre y ahí estabas tú repitiéndolo miles de veces.

Sentía que nadie recordaba mi rostro y ahí estabas tú dibujándolo por todas partes.

Sentía que nadie me escuchaba y ahí estabas tú tomando el papel de mis paredes y diciéndome que te hablara, aunque no entendías lo que decía.

Sentía que no había nadie en mi vida, y apareciste tú.

Tú tomaste el papel de los arboles, del sol, de las nubes, del viento, de la lluvia, las estrellas, la luna… Siempre fuiste tú, y sólo tú.

Tus manos en mis manos, esa era la combinación perfecta…

Tu voz y tu risa en mis oídos, esa era mi calma.

Como la primera sonrisa, como el primer abrazo, como la primera mirada, siempre estabas tú en mi mente.  

 Nadie estaba, pero siempre estabas tú.

OhValentina.

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