Nuestra mente es la torre de control  del cuerpo ésta puede enviar señales a todas las demás partes,  convirtiendo hasta el más famoso y nombrado de los órganos (el corazón)  en obediente parte del sistema, cuando hay caos en nuestra mente, o  cuando el blanco tiempo se apodera de ella podemos perdernos en un  cambiante estado de ánimo. 
Podemos ser tan fríos  como un tempano de hielo, tan impredecibles, tan hirientes que sin  quererlo en segundos podemos convertirnos en crueles villanos o en  indefensas victimas, podemos adoptar a la indiferencia como guía,  podemos sentarnos en una mesa y escuchar preguntas pero no dar  respuestas o lanzar al aire palabras inconcretas.
Soy de las  personas que creen que es posible inventar una formula matemática para  comprender el estado de ánimo y sus variables, que son como medidor de  voltaje como un columpio que sube y baja diciendo todo y dejando nada.
Simple, nuestros cambios de ánimos son continuos y dañamos sin saber. 
OhValentina. 
 
 
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