Faltaron muchas cosas por decirte, y esas cosas están escritas y marcadas en mi vida. 
Todo lo que quería lo tenía contigo, y ahora que no estas no tengo nada. 
Cada discusión me hacia quererte más. Me daban más ganas de quedarme contigo. 
Contigo todo era al revés y distinto. 
No lograba dormir tranquila pensando como sacarte una sonrisa, y no sólo una, miles. 
Tus sonrisas eran mis sonrisas. 
Cada vez que te ibas tenía que conversar con mi corazón y convencerlo de que volverías. Aunque a veces ni yo estaba convencida de eso. 
Y cuando te dormías y me dejabas hablando sola, me molestaba... Pero antes de que lo hicieras ya te había disculpado.  
Odiaba tu humor cuando despertabas, pero me fui acostumbrado a el, y pasaban las horas y luego lo olvidaba. 
Tu costumbre de dormirte en la mejor parte de nuestra película favorita, eso tampoco importaba, porque estaba contigo, y eso me hacia feliz. 
Tu odio cuando llegaba Navidad, y lo feliz que yo era en diciembre. Esa, y otras diferencias entre nosotros me hacían quererte más. Tu misterio, tus costumbres y tus gustos me encantaban. Eras mi mejor descubrimiento. 
Rezaba siempre por ti y por tu salud cada noche antes de dormir, y agradecía a Dios cada día al despertar por tenerte.
Todas las noches te regalaba la luna en silencio, y cada estrella del cielo era tuya también. 
Me acostumbré a ti, pero nunca me acostumbre a estar sin ti. 
OhValentina.
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